TEATRO COMUNITARIO DE SAN MAURICIO
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CUANDO SE LEVANTE EL TELÓN...

Volveremos a ver la plaza principal arbolada; la confitería “El Sol de Mayo”, donde se realizaban los bailes del pueblo y los domingos se proyectaban películas; una iglesia fundada en 1892 que ostentaba imágenes y santos traídos especialmente de Europa; el almacén “El Gran Recreo” con sus servicios de carpintería, herrería, carnicería y peluquería; la concurrida estación de tren San Mauricio, inaugurada en 1904; la estancia “Angelita” del fundador del pueblo, Mario Duva, que llegó a tener alrededor de 4000 vacunos, 2000 lanares y 800 yeguarizos; el “Gran Hotel” con 14 habitaciones y comodidad para carruajes y caballos y las más de 500 casas que se extendían por las amplias calles de tierra.



Fundación del pueblo:

Don Mauricio Duva, nacido en el sur de Italia arribó a la Argentina en 1883. Recorrió el oeste de la provincia de Buenos Aires, adquirió campos y se instaló, junto a su hermano, a la vera de la ya abandonada Zanja de Alsina, la cual fue construida para detener los malones.

En 1910 el pueblo estaba en todo su apogeo y el caserío se repartía en 40 manzanas. Allí se establecieron los principales comercios, escuela, farmacias, destacamento policial y sala de primeros auxilios.

Mauricio Duva quería que se declare a esta población como Cabeza de Partido, pero no fue aprobado pronunciándose la cámara de Senadores a favor del pueblo de América como cabecera.

La lucha de Mauricio Duva por el desarrollo y progreso de su pueblo, fiel a su causa, nos recuerda la inteligencia y valentía del San Mauricio. La llegada del ferrocarril se produce en el año 1903, dando así, mayor impulso al pueblo, a pesar de que la estación se construyó a 2000 metros del caserío. La población en 1920 era cercana a los 1000 habitantes.

Los frentes de las principales viviendas estaban alumbrados por faroles alimentados a gas de carburo.

A partir de este momento comienza a opacarse el brillo de San Mauricio. El primer golpe fue la muerte del Hermano de Mauricio, luego la crisis económica de 1929/1930.

A pesar de todo esto, Don Mauricio siguió su lucha. En 1931, Duva falleció en Buenos Aires a raíz de un accidente. En 1932, el volcán “el descabezado” de Chile cubrió el territorio con su ceniza produciéndose pérdidas de sembrados y la muerte de la hacienda. Luego vendrían las inundaciones que taparon el pueblo durante muchos meses. Así comenzó el éxodo de los pobladores quienes abandonan los campos.

San Mauricio, el pueblo al que el agua terminó de hundir

Es la localidad más antigua de Rivadavia

SAN MAURICIO.- El poblado más antiguo del partido de Rivadavia, en el noroeste bonaerense, se ha convertido hoy en un caserío fantasma sólo habitado por una decena de perros flacos, últimos testigos de un sitio condenado a desaparecer.

San Mauricio fue fundado hace 117 años, el 22 de septiembre de 1884. El pionero Mauricio Duva soñó instalar aquí una gran ciudad: forestó, trazó las calles principales, la plaza, y construyó una hermosa casa con dos balcones en el frente, propia de las urbes más importantes de la época.

A los pocos años ya había, alrededor de la plaza, unas 20 casas, una iglesia -erigida en 1892- y el primer destacamento policial de la zona.

A diferencia de la mayoría de los pueblos bonaerenses de aquella época, San Mauricio llegó antes que el tren. Si bien consiguió tener una estación con su nombre, cuando en 1904 arribó el Ferro Carril Oeste, nunca pudo imponer sus pretensiones de transformarse en la cabecera del partido, tal como quería Duva, que no obstante logró que fuera el primer pueblo con luz eléctrica en todo el distrito.

Recesión e inundaciones

La caída de la producción y la persistencia de la recesión económica marcaron el inicio del ciclo que llevó al poblado a la crítica situación en la que se encontraba hacía ya dos semanas, cuando el agua lo aisló por completo e inundó buena parte de su casco. El avance de la inundación obligó a la evacuación de sus cincuenta habitantes.

"La inundación nos dio el golpe de gracia... Esto va a desaparecer", dice, con resignación, Raúl Santiago Camilletti, que con sus 67 años recorre todos los días más de tres kilómetros a pie, cruzando campos con el agua por encima de su cintura para ir a cuidar los pocos animales que le quedan.

Camilletti evoca aquellos años de la década del 60, cuando el pueblo contaba con más de 300 habitantes y una actividad social y económica floreciente. En esa época ya funcionaba la Escuela N° 3 José Manuel Estrada, que permanece cerrada desde hace quince días.

Autoevacuado en la casa de su hermana en América, la cabecera del partido, el hombre tiene veinte centímetros de agua dentro de su vivienda y del viejo local del almacén, que tuvo que cerrar por la anterior inundación, que llegó al pueblo en 1986.

El silencio es sólo perturbado por los ladridos de los perros que doña Catalina Marino dejó encerrados en su casa, para cuidar sus cosas, y a los que la mujer alimenta cuando consigue que alguien la arrime con un tractor grande, el único vehículo que puede sortear el metro de agua que cubre la calle de acceso al pueblo, el punto más crítico del distrito, según informó ayer el intendente local, Sergio Buil.

La Nación - 9 de noviembre de 2001




Hoy San Mauricio quiere decirnos que aún está vivo y que le dará pelea al olvido...

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